Críticas

En las líneas que siguen se recogen algunas de las críticas literarias centradas en la obra de Ricardo Vázquez-Prada, en concreto las relacionadas con el conjunto de su obra, la novela “Tres de cuadrilla” y “La cuadrilla” (versión francesa de “Tres de cuadrilla”), la novela “Los inocentes de Ginel”, los libros de cuentos “La ciudad del viento” y “Retorno a la ciudad del viento”, el cuento “Tabaco y oro”, el CD con diez canciones de R.V.-P., basadas en su poemario “Como el viajero herido”, y la novela “Un sendero entre las hayas”.

ACERCA DEL CONJUNTO DE LA OBRA

El destacado escritor y crítico literario José Luis Gracia Mosteo publicó en la revista ‘Barataria’, de la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro, en su número de noviembre de 2007, un artículo titulado ‘Mucho más que Cuarto y Mitad de buena literatura’, redactado en los siguientes términos:

“Ricardo Vázquez-Prada (Barcelona, 1942) es un experimentado periodista (36 años en Heraldo (de Aragón) y escritor que ha dado a las prensas un puñado de libros que le hacen merecedor de un puesto destacado en nuestra literatura. De él cabría destacar su fino humor, su vasta cultura, su rebeldía indomable y su afrancesamiento a la manera de Goya. Presidente de la Asociación de la Prensa (de Aragón) durante cuatro años; asturiano, catalán y aragonés a un tiempo; heredero de Voltaire y del Camus periodista de Combat (a veces del trasgresor Rabelais); navajero con la palabra que solo respeta la libertad de pensamiento; alanceador de poderosos; defensor de causas perdidas, su prosa preñada de imaginación e irreverencia le convierte en un escritor necesario.De entre su producción literaria podemos destacar “Tres de cuadrilla” (España-Calpe, 1990; Certeza, 2007) …, que es sin duda una de las mejores novelas sobre el mundo de los toros que se han escrito, en donde cuenta la historia de tres jóvenes, Lagartijo, Rayito y Maravilla, que quieren convertirse en matadores mientras van recorriendo Aragón toreando en capeas (no es su única incursión en el género: también ha escrito “Gitanillo de Ricla, un león en los ruedos” (1998) y “Toreros aragoneses” (1999), constituyendo su obra mayor, un fresco de la lucha por la gloria, un retrato hondo de las grandezas y miserias de la vocación taurina, una obra maestra del género; “Maurice, sinfonía del ejecutor” (Editorial Cims, 1999), reeditado por Unaluna en 2007), donde retrata a un asesino a sueldo parisino que recibe el encargo de recuperar unos documentos y discos de ordenador en una trepidante novela policíaca con la que rinde homenaje a su maestro Simenon.
“Los inocentes de Ginel” (Unaluna, 2005), donde se enfrenta al más antiguo de los temas literarios, la guerra, para hablarnos de esos primeros momentos de 1936 en un pueblo de Zaragoza; de sus habitantes sobrecogidos por el horror; del miedo y la amargura que causa la muerta gratuita; de cómo la barbarie cambia a los hombres, explorando psicologías, analizando comportamientos, despellejando almas, hasta construir un fresco épico y terrible; y los libros de relatos “La ciudad del viento” (Certeza, 2005), y “Retorno a la ciudad del viento” (Certeza, 2007), díptico digno de figurar en las mejores antologías del humor; el primero, formado por seis cuentos ambientados en una imaginaria ciudad francesa del valle del Ródano (Ventjaloux) poblada por políticos corruptos, marxistas de pacotilla y personajillos de vodevil, con el que realiza una feroz parodia de una ciudad de provincias; el segundo, más ácido y corrosivo si cabe, divertidísima sátira de dogmas, intelectuales de café (y cine) y personajes más o menos reconocibles, que son pasados sin contemplación por la guillotina (Ricardo es un jacobino que utiliza la cuchilla del sarcasmo) del escarnio…

Entre unos y otros, un puñado de libros y cuentos como “El genio del Moncayo” (1997), “Gaspar Sanz, la magia de la guitarra” (2006), “Al otro lado del muro”, “Dieu, que c´est dur!”…

Pero el libro que culmina su obra es “Cuarto y mitad” (Huerga y Fierro, 2007), una colección de veintidós cuentos cortos que más de una vez son puros ejercicios de estilo, pero donde el monólogo interior, los toros, las pesadillas, los mundos suburbiales o el heroísmo se constituyen en impresionante retrato del ser humano; un libro que impresiona por su sintaxis transparente, su tensión dramática desde la primera línea y, sobre todo, su estilo impecable que nos hace augurar que podemos esperar de este autor esa gran novela que, junto a “Tres de cuadrilla”, le coloque entre los grandes.
José Luis Gracia Mosteo”.

ACERCA DE “TRES DE CUADRILLA”

En la revista taurina “6 toros 6″ del martes 26 de diciembre de 2006, el director de esta prestigiosa publicación, José Carlos Arévalo, publicó la siguiente crítica de la novela “Tres de cuadrilla”, con el título “La gran novela taurina de nuestro tiempo”:

La novela “Tres de cuadrilla” de Ricardo Vázquez-Prada fue publicada por Espasa Calpe hace unos quince años. No debía creer el editor mucho en ella, pues aderezó la edición con otros dos textos que, por buenos que fueran, no venían a cuento. Y no procedían porque la novela del escritor aragonés es la mejor narración taurina escrita en las últimas décadas. De ahí el acierto de la editorial Libros Certeza, que acaba de publicarla como se merece, simplemente como una novela.”Tres de cuadrilla” se podría encajar en varios géneros. Es una novela de iniciación. También una novela rural y, además, urbana. Es la novela de un viaje y también una novela picaresca. Y, finalmente, una narración taurina tan veraz que plantea, con anticipación, el debate entre la ficción y el reportaje como última vía narrativa del género. En efecto, el lector que además sea un conocedor de la realidad taurina se sentirá tentado, mientras lea, de poner nombres reales a los personajes de ficción y de buscar referentes en la vida taurina a muchos pasajes de la trama. Y es que lo real traspasa este texto, sin embargo sorprendente, originalísimo, siempre alejado del tópico que embadurna de falsedad y folclorismo la narrativa taurina, incluso la de sus títulos más famosos y acreditados.Por el contrario, este texto, cuya veracidad certificaría cualquier taurino, nos remite a un mundo antiguo, legendario, heroico y pícaro, y a la par, milagrosamente actual. Quizá la clave de dicho milagro se funde en el profundo conocimiento que el autor tiene de la realidad taurina. Basada, por tanto, en la aceptación de que el mundo de los toros, de sus protagonistas, los sitúa con naturalidad en un surco distinto, al margen de los demás mundos: la senda mítica por la que se encaminan, hoy como ayer, los hombres del toreo y el toro.

“Tres de cuadrilla” es, así como suena, la gran novela taurina de nuestro tiempo.
Léanla.
José Carlos Arévalo”.

ACERCA DE “LA CUADRILLA”, traducción francesa de “TRES DE CUADRILLA”

Traducción al español de la crítica publicada en el periódico de París “Liberation” el 6 de septiembre de 2007 sobre el libro “La cuadrilla”, versión francesa de la novela “Tres de cuadrilla”, de Ricardo Vázquez-Prada.

El autor de la citada crítica es Jacques Durand, uno de los críticos taurinos más prestigiosos de Francia.

“Tres miserables en el largo camino que conduce al ruedo”
Traducción francesa de “Tres de cuadrilla”, la novela taurina del periodista Ricardo Vázquez-Prada.

“La cuadrilla”, de Ricardo Vázquez-Prada. Ed. Culture Suds. 186 pp., 15 euros.

Hay pocas novelas taurinas buenas, y Hemingway no consiguió escribirlas. Cuentos, sí. Entre las buenas novelas taurinas, dos han sido publicadas recientemente en Francia: “El torero Caracho”, de Ramón Gómez de la Serna, por ediciones Dimanche, y “La cuadrilla”, de Ricardo Vázquez-Prada (en español “Tres de cuadrilla”) por ediciones Culture Suds.Aprendices. “La cuadrilla” habría podido titularse “En la carretera”, si el título no se hubiera ya utilizado. La novela de Vázquez-Prada, editorialista del periódico “El Heraldo de Aragón”, narra las aventuras, en los años 60-70, de tres maletillas, tres miserables aprendices de toreros que vagabundean de pueblo en pueblo, de capea en capea, y de vacas peligrosas a pequeños robos diversos alrededor de Zaragoza y en la Rioja. La narración de su picaresco periplo es realizada por uno de ellos, José Díaz Rodríguez “Rayito”. “Rayito” es hijo, tal vez bastardo, de un picador reserva de la plaza de Zaragoza, que no pica gran cosa, salvo su crisis cuando bebe vino peleón, es decir, a menudo. Para añadir sal al condimento, su madre realiza faenas que no tienen nada que ver con el kikiriki.En su miserable casa de la calle de Armas, la humedad del Ebro hiela los huesos e inflama la imaginación. Hacerse torero es entonces el único medio de cambiar de vida, ya que matar los gatos y los perros del barrio, a la larga cansa. Por tanto, con “Maravilla” y “Lagartijo”, otros dos pobres muchachos, Rayito se lanza, soñando con la tauromaquia de Antoñete, por azarosos caminos. Les conducen desde Uncastillo a Morata de Jalón, desde Brea de Aragón a Cintruénigo, donde Chiquito de Oro, otro maletilla, es enviado al sacrificio por un apoderado corrupto, y muere.

“La cuadrilla” es una novela de costumbres. ¿Qué costumbres?
Las costumbres pintorescas, pero muy a menudo poco recomendables, de un mundillo sobre el que el autor, muy informado, esparce una luz cruda y fría. Bien sea en el universo chapucero de los imprevisibles festejos taurinos de los pueblos o en el más elevado de las corridas prestigiosas, no se puede afirmar que el pequeño mundo taurino se caracterice por su carácter angélico. Engaños, hipocresías, bajezas, pequeños golpes sórdidos o timos de envergadura, en él no faltan las barrabasadas.

Desde la prostituta que se hace pagar con cucharillas al maletilla escondido en un cajón de toros para hacer creer a un organizador que en su interior se encuentra un toro sobrero, y hasta la calumnia considerada como una de las bellas artes, todo tiene la apariencia de la verdad. Como suele decirse, estas historias, más retorcidas las unas que las otras, no se inventan.”Frívolos”.
Los tres pequeños toreros de la novela tienen tres destinos distintos. Rayito se convierte en un modesto matador “regional”. Maravilla, el más dotado, triunfa, pero sucumbe a las consecuencias de su éxito: las mujeres, la juerga, las fiestas, los coches caros. Lagartijo, el tercero, novillero fracasado, se traslada a Francia y se convierte en un nuevo rico odioso, con su fortuna ganada gracias a la marrullería y el enredo.

Esta novela cautivadora y naturalista acerca de un mundo equívoco, fascinante y marginal, poblado por “almas intercambiables y frívolas, que cuanto más fuerte gritan, menos están convencidas de lo que dicen”, es una novela con claves. Se percibe con claridad que buen número de sus personajes o de los seres esbozados responden a un modelo en la realidad. He creído reconocer algunos de ellos: un honesto ex matador de Zaragoza, un crítico escandaloso, ya fallecido, un hombre de negocios taurinos aún en activo, chillón, vanidoso e insoportable.
J.D.

(Traducción de la crítica publicada en “La République des Pyrenées”, periódico de Pau, el día 26 de octubre de 2007, en torno a la novela “La cuadrilla” -versión francesa de “Tres de cuadrilla”, de Ricardo Vázquez-Prada-, firmada por Pierre Vidal, prestigioso periodista de Radio France y renombrado crítico taurino del país vecino).

“La cuadrilla”, de Ricardo Vázquez-Prada”

“En Zaragoza existe un mundillo taurino que no tiene nada que envidiar a los de Sevilla o Madrid. Posee su Meca, la Misericordia, empañada por las nubes del humo de los puros bajo su cubierta de tela; sus antepasados, como Nicanor Villalta, el amigo de Hemingway, con su estatua junto a la plaza; sus santuarios, como el Mesón del Toro, con sus paredes llenas de cabezas de toros; un público conocedor y una pléyade de pintorescas gentes poco renombradas. Estos personajes, así como sus derrotas y sus victorias, sus dramas y sus heridas, habrían sido ignoradas si no existiera “La cuadrilla”, la novela de Ricardo Vázquez-Prada, para darles vida.
Una ficción que de ello no tiene más que el nombre, ya que el autor, que durante largo tiempo fue crítico taurino de “Heraldo de Aragón” –y también editorialista- es uno de los mejores conocedores de los entresijos del planeta de los toros. Ha bebido en su misma fuente: escuchando a los banderilleros, viajando en los “coches de cuadrillas”, observando los gestos, anotando las sabrosas expresiones (taurinas), recogiendo increíbles anécdotas.
Esos años de estudio sobre el terreno han dado origen a una gran novela. Una de las mejores en su género. Una narración picaresca en la que se mezclan la ironía, la amargura y una decidida voluntad de vivir, de triunfar. Pues es el triunfo lo que buscan nuestros tres héroes, ladrones de gallinas a los que no les importa el precio que haya que pagar, aunque sea el de su sangre.
Ya que somos unos limitados racionalistas, nunca entraremos en el mundo burlón de los “maletillas”, que con su hato a la espalda van de capea en capea para enfrentarse a vacas que saben “griego y latín” a cambio de unas cuantas pesetas, en el mejor de los casos, o de una lluvia de piedras –lo más frecuente- , lanzadas por irascibles pueblerinos, pues el mundo el cruel. La esperanza es su consuelo, el toro su obsesión, la amistad su pasaporte, la traición el episodio doloroso al albur de los caminos, la muerte una compañera cotidiana.
Estos “Tres de cuadrilla” pueden decir al menos que han vivido, que, al igual que don Quijote, pero sin Rocinantes, se enfrentan a sus Molinos de la Mancha. Ricardo cuenta sus sueños, que, admitámoslo, son también los nuestros, incluso si no hemos corrido riesgo alguno.
Pierre Vidal.”

(Traducción de la crítica acerca de la novela “La cuadrilla”, de Ricardo Vázquez-Prada, publicada en la revista taurina digital francesa “Torería.net”, que vio la luz en octubre 2007).

“La cuadrilla”, de Ricardo Vázquez-Prada”

“Ricardo es escritor y periodista… En Francia acaba de publicar “Dieu, que c´est dur!”, en ediciones de l´Atelier, y “Tres de cuadrilla”, que aparece en Francia con el título de “La cuadrilla”, en ediciones Culture Suds.La novela del escritor aragonés es la mejor narración taurina escrita en los últimos decenios. “La cuadrilla” podría ser encuadrada en distintos géneros. Es una novela de iniciación. Es la novela de un viaje y también una novela picaresca. Y para terminar, una narración taurina tan auténtica que inicia, anticipadamente, el debate entre la ficción y el reportaje como última vía narrativa del género. En efecto, el lector que sea además un conocedor de la realidad taurina se sentirá tentado, al leerla, de poner nombres reales a los personajes de ficción y de buscar reflexiones acerca de la vida taurina en numerosos momentos de la historia. Este texto, del que todo taurino podría certificar su veracidad, nos sumerge en un mundo antiguo, legendario, heroico y de picaresca, y, al mismo tiempo, milagrosamente actual. La clave de este milagro se debe quizás al conocimiento profundo por parte del autor de la realidad taurina. Basado, pues, en la aceptación de que el mundo de los “toros”, de sus héroes, les sitúa de forma natural en un surco diferente, al margen de otros mundos: el mítico sendero por el que avanzan, tanto hoy como ayer, los hombres del toreo y del toro.

“La cuadrilla” es, sencillamente, una de las grandes novelas taurinas de nuestro tiempo”.

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(Traducción de la crítica aparecida en la revista taurina francesa “Semana Grande”. en su número de 12 de noviembre de 2007, acerca de “La cuadrilla”)
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“Cronista taurino en el periódico ·”Heraldo de Aragón”, Ricardo Vázquez-Prada había publicado hacía más de quince años un libro, “Tres de cuadrilla”, en Espasa-Calpe, que había despertado la atención del público aficionado. Este libro acaba de ser traducido y publicado en francés con el título de “La cuadrilla” por las ediciones Culture Suds.
Es una novela en la que buen número de personajes parecen reales y conocidos, que describe con precisión la aventura de la vocación de torero. Nos traslada a las plazas de toros de Aragón, podemos conocer los personajes que pululan en el mundillo: apoderados, viejos toreros, pícaros, días heroicos…Un libro que se lee con placer y con interés”.”

………
(Traducción del texto aparecido en la página web francesa Sauramps.com acerca de “La cuadrilla”)
“La Cuadrilla”. Vázquez-Prada, Ricardo. Editions Culture Suds, Bordeaux. Date de parution: 01.07.2007. 15,00 euros.

“Théophile Gautier, Ernest Hemingway, Jean Cau se sintieron fascinados por el universo único que gravita en torno a la corridas, pero esta novela del escritor español Ricardo Vázquez-Prada es sin duda aquella que describe con mayor acierto la intimidad de los hombres que visten el traje de luces. Una gran novela que tiene sus raíces en la tradición literaria picaresca española, un género que había abordado Cervantes y que Vázquez-Prada vuelve a situar en nuestros días con mucho sabor y una escritura en apariencia de otro tiempo”.

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(Traducción de la crítica aparecida en la revista taurina francesa “Toros”, editada en Nimes (la más antigua en la especialidad), el 26.10.2007, firmada por Miguel Darrieumerlou, presidente de Asociación de Críticos Taurinos franceses).

“Citemos igualmente el relato “Dieu que c´est dur!”, escrito por Ricardo Vázquez-Prada, en la editorial Atelier In8, de Pau… Del mismo autor acaba de aparecer “La cuadrilla” (ed.Culture Suds de Burdeos, 15 euros). Es la traducción, realizada por Hélène Barnoncel, de la novela “Tres de cuadrilla”, publicada hace unos años (y reeditada hace poco tiempo) por Espasa Calpe. Ricardo Vázquez-Prada ha sido, toda su vida, periodista en el diario El Heraldo de Aragón de Zaragoza. Conce bien la corrida y también Aragón (publicó “Toreros aragoneses”, entre otras obras). “La cuadrilla” es una auténtica novela de viaje. El viaje de tres maletillas aragoneses que desean abrise paso y van a vivir sus aventuras en los pueblos de la provincia y de sus alrededores. Novela picaresca, bien escrita y bien traducida, es una de las buenas sorpresas taurino-literarias del año”.

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(Traducción de la crítica publicada en el periódico de Burdeos “Sud-Ouest” acerca de “La cuadrilla”, enero 2008).

“Los tres eran como hermanos en la España de Zaragoza y querían llegar a ser toreros. Uno solo llegó a serlo y uno de ellos…tuvo la buena fortuna de contar esos años de hambre y de auto-stop,… de ilusiones y de trapicheos que dan a esta novela, muy ciertamente inspirada por una adolescencia famélica, una sal y un sabor que no nos cansaríamos de aconsejar”. La Cuadrilla, de Ricardo Vázquez-Prada. Ed. Culture Suds. 184 p. 15 e.

En la revista publicada por Éditions Au diable vauvert, en mayo del 2008, con ocasión de la feria taurina de Nimes, Francia, titulada “Prix Hemingway, literatura y tauromaquia 2008″, se contenía una crítica firmada por Annick Mallardeau acerca de la cuadrilla, cuya traducción al español es la siguiente:

“Road movie picaresca, versión maletillas, “La Cuadrilla” nos sumerge en la realidad del universo taurino. Tres jóvenes de Zaragoza escapan de la miseria participando en numerosas capeas. Rayito se convierte en un matador de ámbito regional, Lagartijo se dirige a Francia y vuelve como un nuevo rico presuntuoso. Maravilla, maestro más completo, conoce la gloria y la fortuna, pero después se hunde en el juego, las mujeres y el alcohol. Códigos y secretos del mundillo son revelados a conciencia en una galería de personajes que parecen más verdaderos que los reales.”

ACERCA DE “LOS INOCENTES DE GINEL”

Juan Bolea publicó el 2 de junio de 2005 el siguiente comentario acerca de “Los inocentes de Ginel” en las páginas de “El Periódico de Aragón”:

De Ricardo Vázquez-Prada podría destacar numerosas virtudes, desde su sentido del humor hasta su amplia cultura, desde su rebeldía congénita hasta sus muchos saberes en la prensa escrita, pero este artículo merece resaltar sobre todos esos dones su capacidad literaria. Otro don, y no el menor de los suyos, que ahora, con su última novela, “Los inocentes de Ginel”, ha alcanzado una categoría emocionante y honda, la del escritor cuajado que se enfrenta a los grandes temas de la naturaleza humana, a las grandes pasiones, a los misterios que rigen la existencia.Una de esas manifestaciones extremas sería, desde luego, la guerra. A ella, a ese fenómeno épico y siniestro, por siempre repetido, dedica su novela Vázquez-Prada. A la guerra civil española, claro está, que es nuestra contienda referencial, y cuyos ecos y heridas, pese a haber transcurrido tantas décadas, siguen vigentes en la memoria de muchos, y presentes en la herencia, en el imaginario de todos.”Los inocentes de Ginel” nos habla del Alzamiento y de los primeros meses de enfrentamiento bélico en un pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza, un lugar emblemático próximo a Belchite. Nos hablará, en efecto, de sus inocentes habitantes, protagonistas de la novela, gente sencilla y honesta que se ve sorprendida en su vida cotidiana por una conflagración que en absoluto esperaban. Nos hablará de los anarquistas, de la columna Durruti, de la sombra de Ascaso, de los milicianos, de las unidades franquistas, de la sucesiva suerte de Belchite y de otros pueblos aragoneses que cambiaron de bando de la mañana a la noche y de la noche a la mañana; pero no será ésta, simple, únicamente, una novela sobre la guerra civil española.
Es un libro sobre el miedo, la violencia y la desolación que las injustas muertes causan en el alma. También, sobre el terror que el hombre es capaz de desencadenar cuando lo desgobierna el odio.

Porque un miedo pánico, cerval, surgirá en el pueblo, en Ginel, con la presencia de los primeros uniformes. Falangistas venidos de fuera, bravucones, feroces, implacables frente a toda razón ajena a su credo. Serán ellos los que, con una espeluznante frialdad, iniciarán un baño de sangre que se irá extendiendo como una trágica mancha a través de páginas gloriosas y amargas, escritas con una verosimilitud no exenta de piedad. Porque cuando oímos disparar a los pelotones de fusilamiento, cuando asistimos a las violaciones de mujeres íntegras, cuando sabemos que la delación o la venganza han barrido hasta la espuma misma de la concordia o la amistad nos inunda la angustia, el contrastado horror de que todo aquello que Vázquez-Prada nos relata, realmente pasó.

Apresado en un microcosmos (Ginel) el mecanismo psicológico de terror y contra-terror ilumina las distintas psicologías con una luz extrema, ora brillante (el heroísmo, el sacrificio), ora tenebrosa (el avasallamiento, el crimen). Todas las reacciones, incluso las más radicales, son creíbles, son verdad.
Como lo es que Vázquez-Prada ha escrito una novela profunda y vibrante, que debe leerse.

En torno a esta misma novela, Marian Rebolledo publicó en las páginas de “Heraldo de Aragón”, en el suplemento de “Artes y Letras” del día 30 de junio de 2005, la siguiente crítica:

Horrores del pasado:Escribir sobre la Guerra Civil española se ha convertido en una manera de exorcizar fantasmas, pero la mayoría de los autores acaban tomando posiciones, lo que puede incomodar al lector. En “Los inocentes de Ginel”, en cambio, Vázquez-Prada ha optado por un tono casi documental, por una asepsia muy trabajada, para reflejar el horror de los primeros momentos del levantamiento en una localidad imaginaria de Aragón.
Después de un comienzo trepidante, pero objetivo, con la distancia que da el haber sido toda su vida periodista, Vázquez-Prada cambia el ritmo y frena la avalancha de acontecimientos para volcarse en una familia azotada por los horrores de la guerra, para convertirlos en protagonista de una historia que podría ser la de cualquier otra inmersa en el conflicto, la de tantas familias en cualquier parte de Aragón.En “Los inocentes de Ginel” hay franquistas, republicanos, anarquistas, carne de cañón, muchachas enamoradas, mujeres machacadas por la vida.

Hay mucha muerte y horror, pero hay chispazos de luz, comidas familiares, momentos de amor, todo hasta llegar a un final que resulta un tanto complaciente, pero que también pudo haber ocurrido así”.

En la página 44 del periódico “La Vanguardia” de Barcelona del día 13 de junio de 2005 se publicó el siguiente comentario:

Ricardo Vázquez-Prada novela la tragedia de una familia en la Guerra Civil: Barcelona (Redacción).El escritor y periodista catalanoaragonés Ricardo Vázquez-Prada continúa en pleno rendimiento literario. Su última novela, “Los inocentes de Ginel”, de carácter histórico ya que está basada en un relato verídico concerniente a la tragedia de una humilde familia aragonesa durante la guerra civil española, fue presentada hace escasos días en el palacio de Sástago de Zaragoza y la pasada semana en Barcelona…Su bien cortada pluma responde al largo ejercicio del oficio periodístico en “Heraldo de Aragón”, carrera que inició en “La Vanguardia”…En “Los inocentes…” hay escenas de hondo realismo del relato situado en la castigada comarca de Belchite, símbolo de los fratricidas enfrentamiento que tanto luto, dolor y sangre causaron a este país”.

ACERCA DE “LA CIUDAD DEL VIENTO”

José Luis Corral, en las páginas de “El Periódico de Aragón del 28 de septiembre de 2005, publicó el siguiente comentario:

Una metáfora literaria:Ricardo Vázquez-Prada, periodista y escritor certero, entre otras cosas, acaba de publicar uno de esos libros que sin duda despertarán conciencias y removerán viejos fantasmas, pero agrandarán ese espacio tan etéreo llamado libertad. En su novela “La ciudad del viento”, Ricardo cuenta la historia de una ciudad imaginaria, que ubica en el francés valle del Ródano, a medio camino entre Borgoña y Provenza. Los personajes que allí aparecen, fruto de su portentosa imaginación, están tan bien perfilados que parecen reales.El libro de Ricardo es una metáfora sobre el ansia desmedida de poder, la vanidad del ser humano, la estupidez de algunos políticos y la miseria moral de ciertos impostores. Con su pluma crítica y mordaz, sin concesiones a la dejación que nos invade, “La ciudad del ciento” es una apuesta valiente por la literatura de compromiso y una estupenda muestra de lucidez en el análisis del comportamiento humano. Desde luego, como afirma el autor, cualquier parecido con situaciones y personajes reales es mera coincidencia, aunque algunos se empeñarán en segundas y terceras lecturas escudriñando paralelos conocidos.
Políticos esquizofrénicos e inmorales, especuladores sin escrúpulos, profesores rácanos y amargados y asesores pelotilleros son parte de la fauna humana que entre gallinas, recorre las páginas de esta obra de ficción, y nada más que de ficción. Corran a una librería a comprarla, porque esta novela es la vida misma, como debe ser la buena literatura. Léanla, reflexionen y sobre todo diviértanse.

En torno a este mismo libro, José María Royo escribió lo que sigue en las páginas de “El Periódico de Aragón” del día 9 de septiembre de 2005:

La ciudad del viento:Si Ricardo Vázquez-Prada no existiera, habría que inventarlo. Ricardo es un lujo: un aragonés afrancesado, culto, lúcido y divertido, que supo dejar a tiempo el periodismo y el tabaco, dos vicios que perjudican la salud. Y, como ahora le sobra tiempo, lo emplea en escribir libros y eso que salimos ganando los demás. No suelo dar consejos, pero esta vez me saltaré la regla: lean “La ciudad del viento”, el último libro de relatos de RVP, y tendrán aseguradas un par de horas de risa inteligente, además de una guía para moverse en medio de las procelosas ciudades barridas por el viento.Como asegura RVP, la ciudad (Ventjaloux) es francesa e inventada y los personajes que pululan en ella también (excepto las gallinas, que son rigurosamente históricas), pero habrá sin duda lector mal pensado que se empeñe en encontrar algún parecido al presidente regional que se llevó un sillón a casa y se dedicó a negocios tan disparejos como el transporte y la importación de langostas. O al viceaficionado a Mahler, o a su amante, que adora las morcillas y se lleva un retablo para restaurar. Y algún malvado buscará similitudes entre la putrefacta Universidad de Ventjaloux y otras más cercanas. Incluso habrá quien crea reconocer al catedrático avariento, pedante y chaquetero que escribía los discursos del político tramposo.
Yo, sin embargo, creo firmemente que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Lean el libro, disfruten, y vean si llevo razón.

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ACERCA DEL CUENTO “TABACO Y ORO”

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El cuento Tabaco y oro” obtuvo un accésit en el III Certamen Taurino Internacional de Narración Corta convocado en 2008 por la Asociación Cultural “Peña Félix Rodríguez” de Santander, y fue incluído en el libro que recoge los relatos ganadores del concurso. En el periódico de Santander “El Diario Montañés” de 19 agosto 2008 José Manuel Cabrales Arteaga dedicó una amplia crítica al citado libro y al referirse a “Tabaco y oro” escribió lo siguiente:
“Finalmente el conocido novelista y crítico taurino Ricardo Vázquez-Prada en “Tabaco y oro” aborda con maestría y profundo conocimiento de los entresijos de la fiesta una historia bien conocida: la tensión del torero ante una corrida en Las Ventas, la plaza que lo da y lo puede quitar todo, con la alternancia entre el fracaso en el primer toro y la apoteosis final; un texto para acercarnos a lo que pasa por la mente del espada en una de esas tardes singulares”.
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ACERCA DEL CD “COMO EL VIAJERO HERIDO”

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Roberto Miranda, en “El Periódico de Aragón”, publicó el 12 de febrero de 2010 una contraportada con el título: “Vázquez-Prada, cantos de la tierra baldía”, en la que aludió ampliamente al CD “Como el viajero herido”, diez canciones grabadas por Ricardo y Miguel Vázquez-Prada, basadas en el poemario de mismo título de R.V.-P. El texto de Roberto Miranda decía así:
“Nunca habíamos tocado juntos. Y un día nos pusimos a grabar de improviso. Me dijo: “tú vete tocando, yo te sigo”. Y arrancaron con He de viajar al alba. El periodista Ricardo Vázquez Prada la había escrito evocando dos noches en la UCI, donde, recién operado y lleno de tubos, se sintió sereno, sedado, flotando: «Aceptarías la muerte en ese momento», recuerda.
Entra la primera guitarra en tono grave: He de viajar al alba /a la tierra baldía /en la que nada crece… Miguel, el hijo mayor, arranca con un punteo cauto, como de puntillas por esa marcha desolada, casi fúnebre, hasta que se suelta e irrumpe en medio de la canción con un solo maravilloso. Esa grabación improvisada, irrepetible, ha quedado en una maqueta de diez canciones, extraídas del poemario Como el viajero herido, el primero de Ricardo, ya en prensa.
«Me he resistido a publicar, le tengo mucho respeto a la poesía». Ricardo Vázquez-Prada ya había compuesto algún bolero canalla entre amigos: una bacanal en el palacio del obispo, y en ese plan. Toca la guitarra desde niño, y también el piano (evoca aquel mayo del 68 al teclado en la Facultad de Letras de Estrasburgo), se topó con Brassens desde la Nova Cançó y se impregnó de la ironía, el erotismo, el fondo anarco y la poesía de las canciones cultas.
La segunda pieza de la maqueta, Tiemblas cuando recorro une dos poemas del libro para evocar aquel Estrasburgo en una canción urbana de juventud, cargada de amor primerizo y de swing. Y es una delicia escuchar el sonido del agua al galope en las guitarras, suena En el surco presentido, «la historia de un hombre que se separó de su mujer, tan abatido que tuve miedo por él»: …mientras la luna ladra /mi yerma soledad desesperada… Todo el disco está atravesado por el zarpazo seco de la tierra baldía, y por un sentido ético que viene de lejos. Ricardo vivió en aquella época en la que había que plantarse. Y recaló en Zaragoza por azar; no superó el plinto del gimnasio para las milicias universitarias.
En una bossa nova navega la canción sobre la corriente de las guitarras. «Hay canciones que me vienen solas», recogidas al vuelo con lápiz y cuaderno por la calle. Es el azar quien gobierna mi campo yermo y baldío. Aires de Mercedes Sosa, de cha-cha-cha, sencillas melodías que nos dejan seguir por el aire los arabescos del punteo, del contracanto improvisado, jazzístico, creación pura en tiempo real a cuatro manos”.
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En la revista “Barataria”, número 28, de Mayo 2010, editada por la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro, se publicó esta crítica del poemario de R. V.-P. “Como el viajero herido”, firmada por “El licenciado Vidriera”:
“Ricardo Vázquez-Prada o el verso humanista. Como el viajero herido. Libro y CD. 2010.
Primera incursion en el terreno poético de Ricardo que saca adelante con notable acierto.. “Como el viajero herido” queda definido en tres partes y en ellas pone de relieve la vena lírica del autor con imágenes que nadan entre el amor -a veces implícito sexo-, la soledad y el intimismo. Algunos poemas concitan otro registro, un giro hacia un pensamiento profundo y directo a la realidad sangrante (sobre todo aquellos poemas de su tercera parte, “Espejo de sal y arena”, de conciencia metafísica). “En la noche cerrada”, “Los toros pánicos”, o “He bebido en mis entrañas” definen ese registro. Y tras leer el último poemario nos espera un CD delicioso, en el que la poesía se hace música. Diez canciones, diez poemas -algunos adaptados- para que se hermanen texto y música sin fisuras. Ricardo ha compuesto la música demostrando su bendita versatilidad -hombre de conciencia humanista- y canta con el corazón, apoyado a la segunda guitarra por Miguel Vázquez-Prada. Leer y escuchar en una tarde estos trabajos será maravilloso, se lo aseguro”.
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ACERCA DE LA NOVELA “UN SENDERO ENTRE LAS HAYAS”

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También en la revista “Barataria”, número 29, de diciembre de 2010, se publicó una crítica literaria firmada por “El licenciado Vidriera”, titulada “Ricardo Vázquez-Prada o la calidad inherente”
“Un sendero entre las hayas”, Bubok Publishing, 2010.
“No vamos a descubrir aquí la capacidad narrativa de Vázquez-Prada, pero si vamos a descubrir una obra suya que ha pasado un poco de puntillas en el panorama literario. Este “Sendero entre las hayas” es un hallazgo. Una historia bien definida, un argumento trenzado en la corrección, una recreación de sitios y lugares exquisita y un final a la medida, como merece toda obra de calidad. El protagonista, Jean Paul, un violonchelista de éxito, perfeccionista, con personalidad fluctuante, que huye de la fama, del aplauso fácil y se debate en el triángulo amoroso que forma con Ana y Carole. Personajes creíbles, que enriquecen la historia, Jan, Mircea… y todo ello trufado con sonatas de Brahms, suites de Bach, el requien de Fauré, los versos de Rilke y Valéry, paisajes e imágenes de París, Bucarest, Berlin, Arles, el sabor del Riesling, el refugio del protagonista en Saint Léon y el sempiterno aroma libre de los helechos y las hayas de los bosques que impregnan sus páginas. Calidad literaria de diez. (Firmado: “El licenciado Vidriera”).